Se cuece, todo junto y, a fuego lento:
– Una cantidad suficiente para los comensales a recibir de TRAGICOMEDIA ALIMENTICIA líquida. – Añadir la dosis justa de REALIDAD – Agregar sones y artes que aporten consistencia al plato. – Y una pizca de todo lo IMAGINARIO, al gusto. – Rectificar con IDEAS SANAS RECOLECTADAS con suavidad, en su punto de humedad y buenos propósitos.
– Incluir PROPUESTAS de SUCULENCIAS (sólo en días de DESDIETA) – Probar y verter un buen chorro de LO QUE OCURRE POR AQUÍ Y POR ALLÁ -Y, por último, aderezar con PRODUCTOS y EVENTOS del COMERCIO y el BEBERCIO del TERRUÑO e, incluso, permitirse algún excéntrico producto venido de Allá. – Dar a probar y ofrecer espacio, a todo el que se acerque atraído por el aroma, a gastrónomos, curiosones y cocinillas. Con sus aportaciones, el plato, indudablemente, se enriquece.
No dejar de remover, disfrutando del instante – los efluvios divinos se evaporan con facilidad- y, mientras tanto, TARAREAR o SILBAR.
¡Uhmm, ya huele rico!. ¡Qué aproveche!.
Es de un sabor exquisito.
Intentaré seguir alimentando con buenos sabores, Alejandro
De todo un poco y un poco de todo…….. la vida misma. Y el secreto, todo en su justa medida para evitar molestas digestiones. Sigue con tus recetas a fuego lento Lia, los comensales están ansiosos de saborear nuevos guisos caseros.
Gracias, Pequi. Siempre tan generosa en los halagos
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Un beso, Javier